martes, 13 de noviembre de 2018

“The solution of pollution is not dilution”


Esta frase es de P.Rodgers, CEO de Euronav, recientemente aparecida en diarios especializados y resume una serie de críticas al uso de scrubbers por lo buques. Hagamos un poco de memoria. Como se sabe en abril de este año, la OMI acordó que, a partir del 2020, los buques estarán en la obligación de “quemar” combustible con 0.5% de azufre denominado “reglamentario” en lugar del actual con 3.5%; si no, multa. Inicialmente, las asociaciones de navieros -en foros y conferencias- alertaban que para el 2020, nadie les aseguraba suficiente petróleo reglamentario para toda la flota mundial; y que la alternativa de instalar scrubbers era carísima e insinuaban que la OMI debía retrasar la implementación. La OMI aclaró que no habría prórroga.
Ante las astronómicas cotizaciones para instalar scrubbers, los navieros buscaron adecuado financiamiento que finalmente encontraron. Así las cosas, la posición de los navieros se dividía en dos: los que optan por usar combustible reglamentario y los que optan por instalar scrubbers (y seguir usando un combustible contaminante). Aparentemente, las condiciones de préstamo ofrecidas son tan favorables que les permitiría ofrecer mejores fletes en comparación con aquellos navieros que opten por usar el combustible reglamentario. Ahora resulta que los scrubbers también contaminan (al parecer siempre lo hicieron) y a su instalación abordo se le ha denominado la “industrialización de la contaminación”. ¿Pero qué pasa con los scrubbers? Principalmente los de tipo “open loop”, toman agua del mar, lo usan para lavar los gases y lo devuelven al océano. Según los ambientalistas esa agua contaminada causará acidificación y daños a los ecosistemas marinos (hay estudios dicen). Así las cosas, ya se escuchan opiniones de que un futuro próximo los scrubbers serán prohibidos también; inclusive la autoridad marítima de noruega ha declarado que evalúa prohibir el tráfico de buques con scrubbers en sus prístinos fiordos (S.Chamber, Splash). La verdad, ahora recuerdo que eso de las scrubbers siempre fue una medida pasajera.
A estas alturas y con todo lo que se lee, sobresale la leve idea de que la OMI se habría equivocado (en realidad se habrían equivocado todos los países que la conforman) al plantear la instalación de scrubbers como alternativa y no poner mayor énfasis en hacer disponible el combustible reglamentario en todo el mundo para el 2020. En palabras de un importante naviero “en cualquier sector cuando las autoridades desean que un producto salga de circulación simplemente lo prohíben -y se lo prohíben al fabricante-. No le obligan al consumidor a que no compre, mucho menos lo multan si lo usa. Pero aquí no es así, se le está obligando al naviero a que no use un combustible contaminante con amenaza de multa; cuando deberían exigir a las refinerías que no lo produzcan”. Pero ya sabemos que el negocio naviero es así de sui-generis.
Sea como fuere los fletes de transporte subirán y si en el precio de todo aquello que compramos en el supermercado ya está incluido el precio del transporte, pues seremos nosotros los que pagaremos la factura a partir del 2020. Nada más justo:  nosotros contaminamos, nosotros pagamos.