Esta frase es de P.Rodgers, CEO de Euronav, recientemente aparecida en diarios
especializados y resume una serie de críticas al uso de scrubbers por lo
buques. Hagamos un poco de memoria. Como se sabe en abril de este año, la OMI
acordó que, a partir del 2020, los buques estarán en la obligación de “quemar” combustible
con 0.5% de azufre denominado “reglamentario” en lugar del actual con 3.5%; si
no, multa. Inicialmente, las asociaciones de navieros -en foros y conferencias-
alertaban que para el 2020, nadie les aseguraba suficiente petróleo
reglamentario para toda la flota mundial; y que la alternativa de instalar
scrubbers era carísima e insinuaban que la OMI debía retrasar la implementación.
La OMI aclaró que no habría prórroga.
Ante las astronómicas cotizaciones para instalar scrubbers, los navieros
buscaron adecuado financiamiento que finalmente encontraron. Así las cosas, la posición
de los navieros se dividía en dos: los que optan por usar combustible
reglamentario y los que optan por instalar scrubbers (y seguir usando un
combustible contaminante). Aparentemente, las condiciones de préstamo ofrecidas
son tan favorables que les permitiría ofrecer mejores fletes en comparación con
aquellos navieros que opten por usar el combustible reglamentario. Ahora
resulta que los scrubbers también contaminan (al parecer siempre lo hicieron) y
a su instalación abordo se le ha denominado la “industrialización de la
contaminación”. ¿Pero qué pasa con los scrubbers? Principalmente los de tipo “open
loop”, toman agua del mar, lo usan para lavar los gases y lo devuelven al océano.
Según los ambientalistas esa agua contaminada causará acidificación y daños a
los ecosistemas marinos (hay estudios dicen). Así las cosas, ya se
escuchan opiniones de que un futuro próximo los scrubbers serán prohibidos
también; inclusive la autoridad marítima de noruega ha declarado que evalúa
prohibir el tráfico de buques con scrubbers en sus prístinos fiordos (S.Chamber,
Splash). La verdad, ahora recuerdo que eso de las scrubbers
siempre fue una medida pasajera.
A estas alturas y con todo lo que se lee, sobresale la leve
idea de que la OMI se habría equivocado (en realidad se habrían equivocado todos
los países que la conforman) al plantear la instalación de scrubbers como
alternativa y no poner mayor énfasis en hacer disponible el combustible reglamentario
en todo el mundo para el 2020. En palabras de un importante naviero “en
cualquier sector cuando las autoridades desean que un producto salga de
circulación simplemente lo prohíben -y se lo prohíben al fabricante-. No le
obligan al consumidor a que no compre, mucho menos lo multan si lo usa. Pero aquí
no es así, se le está obligando al naviero a que no use un combustible
contaminante con amenaza de multa; cuando deberían exigir a las refinerías que
no lo produzcan”. Pero ya sabemos que el negocio naviero es así de sui-generis.
Sea como fuere los fletes de transporte subirán y si en el precio de todo
aquello que compramos en el supermercado ya está incluido el precio del
transporte, pues seremos nosotros los que pagaremos la factura a partir del
2020. Nada más justo: nosotros
contaminamos, nosotros pagamos.