jueves, 27 de febrero de 2020

Cabotaje estratégico

En este artículo que comparto, el presidente del BID propone interesantes ideas respecto al transporte (público). Aunque se refiere al urbano, uno no puede evitar –por curiosidad académico- extrapolarlo al cabotaje (toda vez que es un servicio de transporte que se realiza también en el territorio nacional). Escribe don Luis Alberto Moreno: “En casi todos los países del mundo los sistemas de transporte público generan grandes déficits operativos. En países industrializados los gobiernos siempre han subsidiado estos servicios, en parte porque son vistos como un bien público que hace que sus ciudades sean más productivas, limpias y vivibles”. Esto no está alejado de lo expuesto en un estudio sobre subsidios marítimos de la OECD en 2019; donde se detalló cómo los países industrializados aplicaban un número de subsidios al sector marítimo, sobre todo al cabotaje, buscando reducir las emisiones y la congestión de tráfico que genera el transporte terrestre. Es decir, en esos Estados se subsidia el cabotaje no sólo para impulsar su comercio interno sino para mejorar la sostenibilidad de toda su economía marítima. Pero subsidian no liberalizan. En nuestro país se liberalizó –parcialmente- el cabotaje y aunque vale destacar los enormes esfuerzos para que esta liberalización cumpla su cometido, leyendo al presidente del BID uno podría caer en la cuenta de que liberalizar fue quizá lo más sencillo y que no se analizaron otros factores. Como por ejemplo establecer que el cabotaje conforma un eje estratégico que mejora las condiciones medio ambientales, ya que retira de circulación un importante número de camiones, y necesita ser subsidiado en lugar de ser levantado. Ni hablar del patrimonio cultural y educativo relacionado a la conciencia marítima; que conforman (o deberían) conformar otros ejes estratégicos de una nación que pretende ser marítima. Los subsidios no son contraproducentes, seguramente lo fueron. En palabras del Sr. Moreno: “(…) tendríamos que dejar de pensar en los subsidios al transporte como una pérdida de recursos, y considerarlos más bien como inversiones estratégicas que generan grandes réditos económicos, sociales y ambientales”. Se entiende que el Estado debe tener presencia estratégica en determinados sectores.