lunes, 30 de abril de 2012

Cuestión de nosotros

Semanas atrás subí una nota sobre la diferente percepción que tiene la opinión pública de la aviación civil y la marina civil (mercante), en relación al trato que tienen sus tripulaciones en caso de accidentes. En la aviación civil suelen tratarlos como héroes mientras que a los capitanes y oficiales mercantes se les apresa conculcando sus derechos. Muchos compañeros opinaron sobre el hecho mismo, pero no mencionaron nada, acerca de quién tiene la responsabilidad de cambiar la mala imagen que tiene el público sobre la marina civil. La responsabilidad es de nosotros mismos creo yo, sobre lo cual hay mucho por hacer. Dos ejemplos de ello:  En el caso del Costa Concordia un comentario fue subido en relación en que el capitán habría hundido su barco por instrucción del armador para cobrar el dinero del seguro. En esos mismos días durante un Curso de Protección, el exponente sugirió exactamente lo mismo, que el Cap. Schettino irá preso, pero con una abultada cuenta bancaria pagada por el armador. Vaya manera de percibir nuestra profesión: informal, deficiente en valores y poco profesional. Lo penoso es que en ambos casos fueron marinos los que dijeron eso, lo cual tendría que ver con su propia experiencia -posiblemente en navieras sub-estándar. La opinión pública cambiará su percepción de la marina civil en la medida que los participantes empecemos a verla de otra manera. No un medio de hacer dinero y pasar la vida, sino la vida misma. Se deberían retirar los que no le tienen cariño y aprecio. La marina mercante tiene años de historia y tradiciones; buenas y malas, depende de nosotros cual atendemos. Hay mucho que hacer con la responsabilidad social en el trasporte marítimo, lo mismo ocurre con el Liderazgo, pero sea como fuere, navieras estándar o no, el capitán siempre puede negarse  a cometer dolo, crímenes o poner en riesgo su barco, llevado por su profesionalismo y honor.
Capt. Frank S. Pretell/ pretellmaritimeaffairs.blogspot.com

lunes, 9 de abril de 2012

100 años del Titanic y las presiones comerciales

Este 14 de abril van hacer 100 años desde que el barco mercante más lujoso del mundo navegara en zona infestada de Icebergs ante la inexplicable indiferencia del Capitán Smith y la incómoda presión  que ejercía la presencia del Directivo de la Naviera White Star, Mr. Ismay.  Esa noche el Titanic chocó contra un Iceberg, se partió en dos y se fue a pique a las profundidades del atlántico. Esa tragedia les costó la vida a 1517 personas, muchas de ellas murieron de hipotermia. Desde entonces se ha hecho mucho por mejorar la seguridad marítima, Convenios Internacionales que regulan la construcción de los barcos, las competencias de los marinos y sobre todo la operación segura de los barcos.  El transporte marítimo: globalizado, eficiente, fundamental para la economía mundial y amigable con el medio-ambiente, tiene una particularidad indeseable: la presión comercial. Aquella  que se ejerce sobre los capitanes de barco para cumplir horarios o condiciones de contrato que pueden poner en riesgo la nave. La misma presión comercial que tuvo el capitán del Titanic por parte de Mr. Ismay, la siguen teniendo muchos capitanes mercantes en la actualidad, desde aquellos que dirigen barcos de pasajeros hasta los que dirigen gigantes petroleros. Sobre esas presiones (que suelen ser una pesadilla) lamentablemente las regulaciones no pueden hacer mucho, después de todo, los barcos mercantes se diseñan, construyen y operan con un fin netamente comercial. Nos queda sólo mejorar los aspectos de la responsabilidad social en la industria del transporte marítimo, la formación marítima y sobre todo entender que la seguridad marítima no depende sólo de los capitanes.
Slds. Capt. F. Pretell/pretellmaritimeaffairs.blogspot.com