Esta semana empieza en Londres la que es considerada la
reunión más importante en toda la historia de la Organización Marítima
Internacional(OMI), agencia de la ONU que regula el transporte marítimo. Se
trata de la reunión de los grupos de trabajo del comité de medio ambiente. El
reto: acordar la estrategia inicial sobre reducción de gases de efecto
invernadero de los buques.
Como se sabe, el Acuerdo de Paris, adoptado por la
Conferencia de las Partes COP 21, en 2015, acordó que el transporte marítimo y
aéreo -por ser actividades globales- se mantengan reguladas por la OMI y la
OACI, respectivamente; por lo que no podrán estar dentro del monitoreo de
emisiones que debía realizar cada país mediante las Contribuciones Nacionales Determinadas.
El transporte
marítimo internacional es responsable de apenas el 3% de las emisiones totales
de CO2. Contamina menos en comparación con el terrestre y el aéreo; sin
embargo, el problema pasa por (i) el enorme número de buques que atienden el
comercio internacional, cerca de 100 mil. UNCTAD estima que al 2020 habrá un
aumento de la demanda de transporte marítimo de 3.2%, lo que aumentará el
número de buques. (ii) los buques queman combustible residual pesado que emite
altos contenidos de CO2 y azufre. Precisamente quemar ese combustible le
permite mantener costos que hacen posible ofrecer fletes de transporte reducidos
y por tanto mantener bajos, los precios de los “comodities” y de cada producto
que compramos en un supermercado. (iii) 40% de la población mundial vive dentro
de los 100 km de la costa y su salud puede ser afectada por las emisiones de los
buques que arriban a los puertos de los grandes centros de consumo en Europa,
Estados Unidos y Asia.
Propuestas
sobre la mesa: reducir la velocidad de los buques, instalar torres de lavado en
sus chimeneas, diseñar buques más eficientes. Pero la principal está
relacionada con la de-carbonización que significa “que los buques usen
combustibles alternativos con bajo o cero contenidos de CO2, léase: metanol,
LNG, hidrógeno y otros. Lo que pasa por mejor tecnología, I+D+i, aumento del
precio del combustible (que aumentará los fletes) e implementar una perfecta
red de abastecimiento en las rutas marítimas.
Algunos
países en desarrollo son muy conservadores y no desean comprometerse al 2050
sin estudios científicos. La propuesta de China va en el mismo sentido. Países
europeos proponen una reducción de 70% al 2050. Las Islas del pacifico -que
corren el riesgo de desaparecer por el aumento del nivel del agua- proponen reducir
a cero las emisiones al 2035.
La OMI
lleva 70 años regulando el transporte marítimo y desde el año 1997 regula la
contaminación del aire por los buques, la importancia de la reunión no sólo
pasa por lograr que los países adopten una estrategia realista y proporcionada,
sino que la decisión compromete el estilo de vida de las futuras generaciones y
sobre todo porque la OMI podría jugarse su credibilidad ante la comunidad
internacional.