Soy
marino mercante, y tengo conciencia de la importancia de un puerto. Me lo
enseñaron cuando me hacía marino y cuando profesional, visitando puertos de
carga y descarga observaba -nunca con indiferencia- a enormes buques repostados
en los muelles cargando carbón en Queensland, granos en Bahía Blanca, cajas en Shangai,
pasajeros en Barcelona, petróleo en Rotterdam, Alborg, Singapure; y eres
testigo de esa interface que dinamiza el comercio y caes en la cuenta de que la
economía de los países respira por los puertos. Es una pena que el terminal de
cruceros en Miraflores, aún en proyecto; reciba tantas críticas gratuitas. Que
el medio ambiente, que las playas, que el tráfico, que el sedimento de arena, que
las olas, que los impactos. La única manera de que algo no impacte en la
naturaleza y sociedad es no hacer nada. Todo impacta. Vivimos en un mundo
eco-globalizado. Los puertos se construyen con rígidos controles ambientales.
Los impactos se reducen. Se deben eliminar. Con estudios e inversión. Lo más
difícil es cambiar el chip “los puertos son malos” a los ciudadanos. Al
contrario, los puertos generan desarrollo, por allí respira la economía de los
pueblos y no olvidemos que la civilización llegó a través de ellos.
Capt.
F.Pretell/pretellmaritimeaffairs.blogspot.com
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