miércoles, 8 de enero de 2020

Modo cabotaje

En este octavo día del año, que celebramos el día de la marina mercante peruana y a propósito del primer viaje piloto de cabotaje Callao-Matarani, es oportuno comentar sobre la rentabilidad de los buques. Esta depende del número de viajes redondos que realice al año. A más viajes redondos-más ganancias. Navegar a máxima velocidad, demorar el menor tiempo posible en puerto, tratar de no viajar en lastre y utilizar al máximo la capacidad de las bodegas (full cargo), son componentes del viaje que los armadores observan con avidez y lo hemos escuchado toda una vida a bordo. La duración de un viaje redondo para un buque mercante se calcula multiplicando por 2, el resultado de sumar el tiempo en la mar y en puerto. Bien. De esta fórmula, y para el caso del cabotaje en el Perú, es fácil señalar que las horas en puerto serían los factores críticos de rentabilidad ya que el tiempo en la mar no advierte demoras con lo calmo que es el mar de Grau. Por eso, si queremos que haya negocio (producir ganancias) con este servicio recientemente “levantado”, es importante que los terminales en nuestra costa operen -digamos- en modo cabotaje: prioridad a los buques -que traigan esta carga-, prácticos diestros para un amarre expedito. Que los muelles, grúas, equipamiento y procedimientos encuentren preparados y adaptados al tipo/tamaño del buque que vayan a atender. En otras palabras, el buque llega, no espera, descarga y deja el puerto sin demoras; de eso depende la rentabilidad de la empresa naviera en su conjunto. Estos son criterios básicos del negocio naviero, que deberían ser atendidos y entendidos, porque al final, son los buques los que proveen el transporte principal. Pero, una vez en muelle, la carga se pone a disposición de la logística de contenedores -de mucha mayor complejidad- para que sea retirada -sin demora ni mayores costos- a los patios del consignatario. Tengo entendido que la carga de este viaje piloto tuvo que esperar dos días en una terminal con riesgo a pagar sobrecostos. Ese es uno de los retos, el otro y quizá el mayor: generar carga marítima; que tiene que ver con dejar de mirar el mar con indiferencia y promover conciencia marítima. Qué bueno que el dueño de esa carga Prodac (fletador) prefirió un buque a un camión, de allí partió el negocio. ¡El problema nunca fue la oferta de buques, mucho menor peruanos! ¡Feliz día de la marina mercante!

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