miércoles, 1 de mayo de 2019

REDUCCIÓN DE LA VELOCIDAD A ESCALA GLOBAL

La OMI ha recibido una carta firmada por 100 CEOs de empresas navieras a nivel mundial (entre ellos Euronav, armadores griegos, Louis Drayfus Armateurs y otros, no está Maersk), solicitando implementar la medida relacionada a la velocidad de los buques a escala global. De hecho, la opinión de los navieros está dividida. Desde el año pasado devienen discusiones sobre la conveniencia o no de la reducción de la velocidad de los buques. Los que están a favor se basan en estudios -varios-; mientras que los contrarios -INTERTANKO, por ejemplo- basan su opinión en su experiencia en el negocio naviero. Los estudios presentan un escenario donde reduciendo la velocidad de los buques en un 10%, habría un 50% de probabilidad de cumplir con los objetivos de la OMI que son: reducir a 40% las emisiones al 2030, 50% al 2050 y a CERO antes del 2100. Arguyen que, con la eficiencia energética, no bastaría, porque se aplica por fechas según la antigüedad de los buques, el comercio mundial aumenta mientras el tiempo vuela y se acaba. Por eso aconsejan –recordando que muchos buques redujeron su velocidad debido a la crisis del 2008- imponer esta medida a escala global. Es importante anotar que Maersk reportó en 2010 que la reducción de la velocidad de sus buques en un 20% redujo su consumo en 40%, pero las emisiones de CO2 sólo en 7% (Ryley y Chapman, 2012). Aunque no era un estudio propiamente dicho, evidencia una realidad que es necesario confirmar. Respecto a la mencionada carta de los armadores a la OMI creo yo, buscaría evitar la intromisión de los estados -sobre todo europeos- en la regulación medioambiental de los buques. Son conocidos los comentarios (en tono de amenaza) de que si las medidas técnicas (EEDI, SEEMP, EEOI) y operacionales (reducción de velocidad) de la OMI no resultan, exigirían aplicar las MBM (Measures By Market) que no es otra cosa que impuestos al bunker y comercio de emisiones; medidas a lo que se oponen los armadores desde el 2010. Este tema de emisiones de GHG ya no es una cuestión medioambiental sino económica y la reducción de velocidad de los buques afectará el comercio y la economía de los países. Aunque uno de los estudios concluía que esta medida no afectaría -por ejemplo- el PBI de argentina en su comercio de aceite vegetales y carne, pero sabemos que los estudios se contratan y a veces son tendenciosos. La reducción de velocidad es interesante, parece ser efectiva y se plantea por tipo de buques. Urge mejorar estudios, enfoques y una cuota de esfuerzo y desprendimiento para reducir las emisiones de GHG de los buques, después de todo el comercio se origina por el propio consumo nuestro. Capt. F.Pretell / pretellmaritimeaffairs.blogspot.com

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