Quizá una de las más importantes noticias, en el ámbito marítimo, antes de finalizar el 2020, fue la aprobación del EIA del proyecto Terminal Portuario de Chancay. Algunos comentarios.
Con este proyecto se espera que el pequeño pueblo de Chancay se convierta
en una gran ciudad portuaria, que en sencillo significa desarrollo y
prosperidad del pueblo y del puerto en conjunto, no del puerto solamente.
En el recientemente aprobado Estudio de Impacto Ambiental (EIA) no hay
ninguna referencia a la “integración social de los puertos”. Pero no tendría
por qué haberse incluido, ya que en las guías oficiales de elaboración de los EIA
tampoco hay referencia a esos conceptos. No incluirlos hace que los EIA -no
sólo de Chancay sino de otros- sean insuficientes para un adecuado desarrollo en
conjunto.
Los EIA son parte de un sistema cuyo reglamento menciona que son de
carácter preventivo, es decir, prioriza la mitigación de los impactos
ambientales más que la promoción de la integración del proyecto con la ciudad.
Aunque se aclara que impacto ambiental comprende también lo social y se
estipula que se debe potenciar los impactos positivos de los proyectos, esto no
se reflejaría en la práctica, porque más nos preocupamos por mitigar que promover;
debido a ese chip de que tener un puerto al lado es negativo.
La construcción de un puerto aledaño a una población implica gestión
legal, económica, empresarial que al final se solucionan siempre. Pero se
olvida que esa construcción produce un fenómeno social: “el puerto suele demandar
mayor terreno y autonomía, mientras que las ciudades reclaman mayor integración
y dialogo”. Los pobladores de Chancay serán testigos y protagonistas de un
tipo de infraestructura portuaria que no han visto en su vida, que permitirá recibir
buques mercantes del tamaño también desconocido por ellos; y eso tendrá un
impacto en sus vidas: negativa o positiva, pero siempre trascendental. He allí
el temor -temor de lo que vendrá- temor que debe encontrar en su contraparte
empatía para mejorar la relación con ellos y que debe gestionarse con mejor
educación (marítima).
Los EIA fueron un gran esfuerzo para darle viabilidad a los proyectos de
inversión, están colmados de indicadores para los ojos del regulador (el
Estado), pero quizá indiferentes para los pobladores. Hace falta hacerlos más
sensitivos. Al menos los del sector transporte necesitan incorporar conceptos “ciudad
puerto” y darle mayor importancia a la promoción, integración y sensibilización
hacia el proyecto. Que busque una convivencia armoniosa, que integre el puerto
a la vida y desarrollo personal, que mida el impacto positivo, que promueva la
educación marítima. Medir eso no es fácil ni rápido, se necesita mayor estudio.
Chancay, fundada en 1562 por un capitán y desde donde se embarcaba granos al
Callao, empareja su bahía y su puerto, pequeño, natural y frágil. Eso le ha
creado orgullo, identidad, pertenencia; sentimientos propios de la gente que
vive del mar. Los EIA para los desarrollos portuarios, además de proteger el
medio ambiente, deben buscar preparar a los ciudadanos para el comercio y la
globalización. ¡Que este sea un gran año para todos!
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