Según Dryad Maritime en sus estadísticas del crimen,
http://www.marineinsight.com/infographics-2/infographic-annual-maritime-crime-statistics-for-2015; en el 2015 se reportaron 353 Incidentes de
piratería. La mayoría de incidentes (236) en el sudeste asiático, seguida por
el Golfo de Guinea (49). Hubo 96 marinos secuestrados, 9 asesinados y
actualmente permanecen 47 en cautiverio. 47!!! La piratería ya había sido
mencionada por el presidente de INTERMANAGER como un problema que tuvieron que
enfrentar los shipmamagers en el 2015, los números de Dryad lo confirman.
También confirman que es un problema no sólo para los armadores sino para los
marinos. Por más que se haya mejorado
las medidas para evitar que suban al barco (contratación de guardia armada,
convoyes, alarmas, cercos sonoros y otros) los incidentes continúan generando
preocupación a los marinos y sus familias. Se necesitan acciones eficaces de la
comunidad internacional que ayuden a combatirla y sobre todo penas duras a los
delincuentes mediante tribunales que –respetando el debido proceso- castiguen a
los culpables. Hay esfuerzos originados en la OMI, pero parecen no ser
suficientes. En un análisis sobre los obstáculos para combatir la piratería el
Prof. Ibánez de la Universidad de Zaragoza da cuenta de trabas legales que van
desde la definición de piratería (aunque la mayoría de países reconoce la
definición acordada en la CONVEMAR) hasta falta de testigos. Menciona además
que los piratas suelen tirar las armas al mar y declarase pescadores. Si un
barco (normalmente de guerra) los apresa deben ser juzgados en el país de
bandera del barco lo que origina sacar al barco de la zona (con lo que cuesta)
para llevar al pirata ante los tribunales. Los estados sólo pueden perseguir a
los piratas en aguas internacionales y siempre y cuando exista el delito de
piratería en la legislación interna del país que los capture. Y no todos los
países tienen catalogado el delito de piratería. Pero eso no debería ser
problema ya que, aunque no como piratería la pueden catalogar como delitos de
“tomar rehenes” o “capturar un barco”. Ingresar a aguas territoriales para
perseguir a piratas se logra con un acuerdo de “persecución inversa”. Somalia
lo hizo mediante la ONU. Lo que si llamó la atención del análisis de Ibañez es
el caso aquél cuando, a pesar de un conveniente acuerdo entre un grupo de
países (UK, US, Canada, EU, Dinamarca) con Kenia para que los piratas apresados
por sus barcos de guerra sean juzgados en tribunales kenianos, se liberaron 700
de los 1000 acusados, por falta de pruebas. Resulta que las leyes Kenianas
exigen que los testigos estén presentes durante el juicio; es decir el
comandante del barco que los apresó, el capitán del barco mercante involucrado,
la patrulla de la lancha que los apresó también y eso -bien saben- es sino
imposible, muy complicado. La piratería afecta la profesión de marino mercante,
el transporte marítimo y el comercio internacional, baste eso para que la
solución pase por mejorar las acciones internacionales y sobre todo hacer más eficaces
las judicaturas de cada estado en torno a este delito. Es cierto que la
piratería existió desde siempre, pero cuidado con la complacencia cuando leamos
las estadísticas y noticias de ataques piratas. Son colegas nuestros las
víctimas de la piratería, incluidos los 47 cautivos.
Capt. F.
Pretell/pretellmaritimeaffairs.blogspot.com