Como era de esperarse, el DL 1413 promulgado en setiembre 2018, ha
llevado a navieros peruanos a vender sus buques. Mientras escribo esto, me confirman
que los buques peruanos, cuyos tráficos se afectaron por esta ley, uno ya llegó
a Alang y el otro zarpó hace dos días hacia el mismo destino. Dos tripulaciones
completas se van a la calle. Siendo común para los marinos -por venta o cambio
de mánager- perder o ganar trabajo, se espera que se reinserten -sin problema- al
mercado internacional. Así que esto no lo veo tan traumático. La oficina del
naviero posiblemente cierre o se mude, dejando fuera a otra plantilla de
trabajadores (incluidos gerentes). Estos tendrán que buscar trabajo en otras
navieras que no habiendo similar, lo tendrán un poco más difícil que los
marinos, haciendo que se reinserten en otro sector. Siempre leemos noticias de
que al final la reinserción llega, así que esto tampoco es difícil, tarda, pero
llega. Lo penoso y nefasto para un país -que busca ser marítimo- es la pérdida
del conocimiento (No del juicio ni discernimiento) sino de la cultura y de la
ciencia. Cuando se cierran empresas el know-how se va a otra similar, pero
cuando no hay otra similar, se pierde. El negocio naviero es particular, único
y NO es masivo en el Perú, por lo que ese conocimiento en gestión de buques, chartering y otros, adquiridos -no en
universidades- sino en el día a día de la operación de buques mercantes, se
perderá, al cerrar las navieras. Eso es lo que pierde el país, una parte de su patrimonio
cultural (marítimo) y se veía venir. No es tanto la afectación a los puestos de
trabajo que este DL trajo, sino al conocimiento, cultura marítima y saber
naviero, que es la base de un país marítimo. Nuestro país es minero, no por la
gran cantidad de minerales que contiene su geografía, sino porque hay empresas
que los explotan y mientras lo hacen generan conocimiento, industria,
tecnología, en el marco de una política económica/minera. Del mismo modo, un
país no es marítimo porque es rodeado de mar, sino porque éste es explotado económicamente
y para ello se necesita a los empresarios navieros que -lamentablemente- por inadecuadas
políticas, desaparecen; como ahora y con ellos, ese particular conocimiento cuya
pérdida incrementa la ceguera marítima del país. Finalmente, no deseo que se
interprete que soy insensible con mis colegas que, una vez varen estos buques en
las playas de Alang, quedarán varados ellos también. Pero así es el shipping,
muchas veces me tocó a mí. Ojalá encuentren otro buque.
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