Desde su aparición en el mediterráneo antiguo, el
negocio naviero siempre diferenció dos intereses: el de los navieros y el de
los exportadores. Así se ha mantenido a lo largo de los años. Inclusive ahora- la
Organización Marítima Internacional-OMI que regula el transporte marítimo a
nivel mundial, destaca tales intereses en su consejo directivo, principalmente:
países con intereses en transporte marítimo (navieros) y países interesados en
el comercio (exportadores).
La economía de los países costeros se asienta en el
transporte de carga por mar, especialmente en el cabotaje, definido como el
transporte de mercancías y personas entre puertos de un mismo país, porque éste
servicio impulsa su comercio interno y dinamiza su economía, he allí que las
políticas marítimas deben estar alineadas con las políticas económicas de los
países.
En el Perú, así como en la mayoría de países, el
cabotaje está RESERVADO a naves peruanas, esta reserva es -para los
exportadores- una RESTRICCIÓN. Cuando se habla de liberalización del cabotaje
nos estamos refiriendo a permitir que barcos extranjeros transporten carga
entre puertos peruanos, compitiendo así, con las naves peruanas.
La liberalización del cabotaje es un tema crítico en
la política económica de los países y es evidente que beneficia a los exportadores,
que no cuestionan la “nacionalidad” del barco que lleva su carga desde un
puerto norteño o del sur, hacia el Callao, con destino final Asia o USA. Le
interesa ESO SÍ, la puntualidad en la entrega y la integridad de su mercancía.
Es conocido también, que los costos de operación de un
barco mercante con bandera peruana -son al menos- 33% más, que la de un barco
extranjero y ese sobrecosto se transfiere al flete de transporte, que al final
pagamos TODOS nosotros como beneficiarios finales de toda la distribución
física de la mercancía.
Entonces, es evidente que los exportadores buscan que
el cabotaje se liberalice, mientras que los navieros buscan mantener esa reserva.
En blanco y negro: Unos ganan y unos pierden. La discusión académica debe
centrase en: ¿Cuántos se benefician de la liberalización? ¿Un sector económico,
una región, un país? ¿Qué debemos buscar?
Si se liberaliza el cabotaje, es muy probable que los
navieros nacionales cambien la bandera de sus barcos a otra de conveniencia
(deflagging). Ya que, al no existir la reserva de cabotaje no tiene sentido
económico mantener la bandera peruana. Eso nos dejaría –en teoría- sin marina
mercante, sin poder controlar los barcos que hacen cabotaje, en teoría. Pero en
la práctica no sería así, ya que, siendo banderas de conveniencia, los navieros
peruanos siempre tendrán control de sus barcos.
Sin embargo, sería absurdo que un país costero no
tenga marina mercante.
La solución pasa por ser creativos y buscar el equilibrio.
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