Sobre
soluciones creativas al tema del cabotaje hay algunas experiencias que anotar. China
flexibilizó sus normas de cabotaje en el 2014, permitiendo que naves
extranjeras transporten carga de transbordo en la zona libre de Shangai. En
marzo del 2016, India hizo lo propio, flexibilizando también el cabotaje para
carga contenedorizada, en aquellos puertos que alcancen determinados volúmenes.
Han sido creativos y ninguno aplicó la liberalización completa, sino que bajaron
las restricciones -especialmente- a la carga de transbordo ¿Y cómo así los
estudiosos chinos e indios decidieron que la carga de transbordo puede quedar
fuera de la reserva del cabotaje?
Es cierto que
la marina mercante y el servicio que presta: transporte marítimo soporta el
comercio y mueve la economía mundial; pero es un servicio derivado, establecido
en un contrato de transporte que es accesorio y complementario, un contrato cuya
existencia depende de otro contrato que evidencia una actividad de mucha mayor
envergadura: la compra y venta internacional de bienes. La necesidad de la
marina mercante está relacionada a un contrato de C/V. Sin éste, no hay
contrato de fletamento.
Si un
exportador en Arequipa o Moquegua desea enviar aceitunas a Shangai y lo quiere
hacer por el Callao, se debería permitir que su carga pueda ser llevada de Ilo
a Callao por un barco extranjero. Esto es flexibilizar el cabotaje, y resultaría
apropiado. Porque se trata de una de compra y venta internacional, la carga es de
exportación. No tendría lógica ni coherencia, reservarla al cabotaje nacional.
No se va a consumir en el país.
Como tampoco
tendría lógica ni coherencia flexibilizar siquiera, el equilibrado cabotaje de hidrocarburos,
establecido en el Perú desde hace mucho. La que necesita un trato especial es
la carga seca y en especial la contenedorizada -la cual- si es de origen
peruano con destino peruano debe ser RESERVADA a barcos peruanos. Por el esfuerzo
comercial que hacen los navieros peruanos para captar esa carga nacional y coherencia
con la operación de una compra y venta -y consumo- en territorio nacional.
De antaño,
para definir cabotaje siempre se tomó en cuenta el aspecto náutico (navegación de
cabo a cabo), sin tomar en cuenta el aspecto económico y comercial del barco y
de la carga que lleva en sus bodegas, como el origen y destino de la carga, y
todas las negociaciones previas al viaje entre exportadores, navieros y agentes
transitarios.
Los extremos
nunca fueron saludables. No hay que tomar la espada y zas! liberalizar todo sino,
un pequeño bisturí usado con precisión y creatividad para flexibilizar el
cabotaje en aquellos cargas que, como país, nos convenga más.
Capt. F.
Pretell/pretellmaritimeaffairs.blogspot.com
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