jueves, 20 de abril de 2017

Cabotaje: Flexibilizar mejor que liberalizar

Sobre soluciones creativas al tema del cabotaje hay algunas experiencias que anotar. China flexibilizó sus normas de cabotaje en el 2014, permitiendo que naves extranjeras transporten carga de transbordo en la zona libre de Shangai. En marzo del 2016, India hizo lo propio, flexibilizando también el cabotaje para carga contenedorizada, en aquellos puertos que alcancen determinados volúmenes. Han sido creativos y ninguno aplicó la liberalización completa, sino que bajaron las restricciones -especialmente- a la carga de transbordo ¿Y cómo así los estudiosos chinos e indios decidieron que la carga de transbordo puede quedar fuera de la reserva del cabotaje?
Es cierto que la marina mercante y el servicio que presta: transporte marítimo soporta el comercio y mueve la economía mundial; pero es un servicio derivado, establecido en un contrato de transporte que es accesorio y complementario, un contrato cuya existencia depende de otro contrato que evidencia una actividad de mucha mayor envergadura: la compra y venta internacional de bienes. La necesidad de la marina mercante está relacionada a un contrato de C/V. Sin éste, no hay contrato de fletamento.
Si un exportador en Arequipa o Moquegua desea enviar aceitunas a Shangai y lo quiere hacer por el Callao, se debería permitir que su carga pueda ser llevada de Ilo a Callao por un barco extranjero. Esto es flexibilizar el cabotaje, y resultaría apropiado. Porque se trata de una de compra y venta internacional, la carga es de exportación. No tendría lógica ni coherencia, reservarla al cabotaje nacional. No se va a consumir en el país.
Como tampoco tendría lógica ni coherencia flexibilizar siquiera, el equilibrado cabotaje de hidrocarburos, establecido en el Perú desde hace mucho. La que necesita un trato especial es la carga seca y en especial la contenedorizada -la cual- si es de origen peruano con destino peruano debe ser RESERVADA a barcos peruanos. Por el esfuerzo comercial que hacen los navieros peruanos para captar esa carga nacional y coherencia con la operación de una compra y venta -y consumo- en territorio nacional.
De antaño, para definir cabotaje siempre se tomó en cuenta el aspecto náutico (navegación de cabo a cabo), sin tomar en cuenta el aspecto económico y comercial del barco y de la carga que lleva en sus bodegas, como el origen y destino de la carga, y todas las negociaciones previas al viaje entre exportadores, navieros y agentes transitarios.
Los extremos nunca fueron saludables. No hay que tomar la espada y zas! liberalizar todo sino, un pequeño bisturí usado con precisión y creatividad para flexibilizar el cabotaje en aquellos cargas que, como país, nos convenga más.

Capt. F. Pretell/pretellmaritimeaffairs.blogspot.com

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