Así como las investigaciones no se terminan hasta cuando se publican, los procesos industriales -entendidos como las actividades para crear algo- no se acaban hasta que ese producto creado llegue a manos de quien lo necesita. Y así como las investigaciones requieren de una revista científica para propagar el conocimiento, estos productos requieren de medios para llegar a su comprador, requieren de un buque mercante .
Esa necesidad es insoslayable. En palabras de Mr. Kituyi, secretario general de UNCTAD durante la reunión anual de la asociación internacional de economistas marítimos (IAME) en Kenia: “El comercio electrónico podrá estar en avanzada, podrás, ordenar y pagar online por tu producto, pero siempre necesitarás que aquello que compraste llegue a la puerta de tu casa y para eso se necesitan buques y puertos”
Mientras mejor vaya la economía mundial, más se incrementará el comercio y en consecuencia la demanda de transporte marítimo. La UNCTAD dio cuenta que, en 2016, se sobrepasó los 10.3 billones de toneladas transportadas por mar. Cantidad sin precedentes, y estima que al 2020 habrá un aumento de la demanda de transporte de 3.2% , por lo que, se espera un mayor número de buques.
Lo que también se espera -a partir del 1ro de enero del 2020, es una subida de los fletes. Aunque este posible aumento no tiene conexión directa a esta demanda, sino a una medida medioambiental que proviene de la Organización Marítima Internacional, (OMI), que busca reducir las emisiones provenientes de los buques.
El escenario global de las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG)
Se calcula que alrededor del 80 % de todo lo que se comercializa a nivel mundial viene por mar , a bordo de buques mercantes, y -por supuesto- los productos se comercializan como consecuencia de las necesidades de nuestra sociedad mundial de consumo.
Es ampliamente conocido que, de las emisiones globales de CO2, el 27% corresponde al sector el transporte en todas sus formas (carretero, aéreo y marítimo), dentro del cual el marítimo contribuye con sólo 2.7% , convirtiéndolo en el más eficiente en cuanto a gramos de CO2 emitidos por tonelada de carga por kilómetro transportada.
Pero, si es el más eficiente de todos los medios de transporte ¿Por qué hay necesidad de reducir más las emisiones de los buques?
Por tres motivos: (i) son muchos, un poco más de 90 mil , (ii) no andan esparcidos homogéneamente por los océanos, sino que se concentran en las rutas marítimas de los grandes centros de consumo, que a su vez están conectados a los más importantes puertos del mundo; además se calcula que el 50% de la población mundial vive cerca del litoral y puede ver afectada su salud y por último (iii) el tipo de combustible que usan es muy contaminante.
Veamos lo que más se transporta por mar a fin de conocer el impacto de la medida de la OMI, que busca reducir las emisiones de los buques: mineral de hierro, granos, carbón, productos de acero (barras, vigas, varillas, planchas, bobinas, tuberías), fertilizantes, productos forestales (madera, troncos, pellets de madera, pulpa), cemento, producto de agricultura (azúcar, arroz, tapioca, harina de soya, etc). Petróleo, gas, productos químicos y -finalmente- contenedores en el cual se lleva todo tipo de producto terminado, desde electrodomésticos, ropa, juguetes, maquinarias, etc.
Como puede observarse, se trata de todo aquella materia prima o producto terminado que nos permita vivir cómodamente. Por lo que los buques se convierten en fundamentales para la sociedad, el comercio y la economía mundial.
Pero los buques son cosas, objetos y pertenecen a un empresario naviero que lo explota económicamente. El negocio naviero es de alto riesgo y muy costoso y la operación de los buques obedece a un diseño escrupulosamente eficiente, donde el combustible representa entre 50 a 60% del total de la operación del buque (World Shipping Council, 2008).
Siendo así, sus enormes motores se diseñan para quemar combustible pesado y sucio, que no necesita mucho refino y eso lo hace altamente contaminante. Precisamente usar este tipo de combustible les permite a los navieros ofrecer a los exportadores fletes competitivos. Actualmente los buques usan combustible con 3.5% de contenido de azufre a nivel internacional y si espera que haya más buques en respuesta al comportamiento de la economía, se espera una mayor emisión de gases de efecto invernadero (GHG).
La respuesta global de la OMI
Ante tan alarmante panorama, la Organización Marítima Internacional (OMI), agencia especializada de las Naciones Unidas, donde participan 174 estados y que regula el transporte marítimo y la marina mercante a nivel mundial; acordó en abril de este año 2018, acciones de mitigación con el principal propósito de reducir el contenido de azufre de los combustibles de que usan los buques a nivel internacional de 3.5% a 0.5%.
Vale decir que, los navieros deben asegurarse de que sus buques usen combustible con bajo contenido de azufre (0.5% al menos) a partir del 1 de enero del 2020. Esto es, dentro de 11 meses.
Ante esta decisión de la OMI, que sin duda contribuirá a un transporte marítimo más amigable con el medio ambiente, han surgido serias dudas respecto a la viabilidad de la norma.
Disponibilidad de combustible con bajo azufre
La principal preocupación de los navieros es la disponibilidad de combustible con bajo azufre para sus flotas. Recuerden que en total son más de 90 mil buques en el mundo y en 2016, el transporte marítimo demandó 3.3 millones de barriles de petróleo por día . Y no son muchas las refinerías que han anunciado estar preparadas para proveer combustible con bajo azufre.
Por ejemplo, Iplom, una empresa que opera refinerías en Italia ha anunciado que estará en la capacidad de proveer este combustible en los puertos de Venecia y Livorno a partir de octubre del 2019 y en Génova recién a partir del 2020. Y el costo será de 500 USD por tonelada contra el precio actual de 300 USD , un aumento de más del 60%, considerando los precios del crudo y la tecnología para mejorar el refino y reducir el azufre.
Siendo un componente importante en el transporte, es de esperar que, si sube el precio del petróleo, subirá todo. De hecho, quizá no lo hayan advertido, pero los precios de los productos que encontramos en los supermercados ya contienen el costo de transporte (el flete que pagó el importador o exportador para poner ese producto al alcance de nuestras manos).
Según un ejecutivo de Maersk, la principal compañía armadora de buques contenedores en el mundo, el presupuesto para combustible con bajo azufre aumentará en 54% a partir del 2020 . Hasta hace dos meses había anunciado un acuerdo con una petrolera en Holanda para proveer en el Puerto de Rotterdam combustible con bajo azufre a su flota.
Se hablan de otras alternativas como usar combustibles Diésel marino y Gas oíl, hacer mezclas, metanol y gas natural. El problema con las mezclas además del enorme precio es el riesgo de tener un combustible inestable que dañe los motores de los buques haciéndolos inoperativos. El gas natural pasa por un problema de falta de infraestructura para proveerlo en las rutas marítimas.
Una segunda opción
Las alarmas relacionadas a la escasa disponibilidad de combustible con bajo azufre, se dieron a conocer hace 10 años, cuando estudios daban cuenta de problemas con la tecnología de refino, variedad de crudo, mezclas, implementación y adaptación a bordo de los buques, operatividad y edad de los buques y otros. Ante eso, las acciones de mitigación acordados por la OMI contemplan una segunda opción: instalar torres de lavado en los buques (scrubbers), de esta forma podrán seguir usando combustible con el actual contenido de azufre (3.5%).
El cumplimiento de la norma de la OMI mediante la instalación de torres scrubber, también resulta complicada ya que los navieros necesitan financiamiento. Hay cotizaciones para instalar una torre Scrubbers que van desde 2 a 4 millones de dólares, además del costo que representa tener parado el buque durante la instalación (20 días aproximadamente). Se debe tomar en cuenta que hay navieras que operan flotas de 100 buques, de diferente edad y tipos de motores y deberá pensarlo dos veces si desea instalar una torre scrubber a un buque mayor a 12 años, por temor a no recuperar la inversión.
Opiniones en el sector naviero, dan cuenta de que algunas navieras no podrían soportar el alto costo de las medidas de la OMI. Por un lado; acondicionar sus buques para usar un combustible con bajo azufre -que no se tiene la seguridad de si estará disponible en las principales rutas marítimas- o instalar torres scrubbers. Sea como fuere, estamos a 11 meses de que se aplique la norma OMI y ya se ha calculado que no hay capacidad de astilleros para instalar estas torres a los más de 90 mil buques en el mundo. Además de los estrictos controles que se esperan .
Existen muchos reportes acerca del avance de instalaciones de scrubbers y a la fecha se ha podido instalar sólo 600 de ellos y en los 11 meses que quedan se estima llegar sólo a 3000. Así las cosas, la opción que está calando más es la de usar combustible con bajo azufre, que siendo escaso subirá de precio con las consecuencias en los fletes que ya hemos mencionado.
Incertidumbre
En todo caso, la incertidumbre pasa por la disponibilidad, tanto de combustible bajo en azufre como de combustible alto en azufre. Por ejemplo, si la mayoría de los navieros, en acuerdo con las refinerías apuestan por que sus buques consuman combustible bajo en azufre, la demanda de combustible alto en azufre podría reducirse (las refinerías no tendrían por qué producirla más) y afectar a los buques que al haber instalado scrubber vayan a usar este combustible alto en azufre. Todo un dilema con tantos actores involucrados.
Tercera opción
Una tercera opción que más que opción es un deseo, es que la OMI otorgue una prórroga para la aplicación de estas medidas. Cosa que Mr. Kitack Lim, Secretario General de la OMI se ha asegurado de objetar durante su discurso frente los líderes mundiales del comercio marítimo (SMM) llevado a cabo recientemente en Hamburgo .
¿Cómo nos afectaría?
El 80% de nuestro comercio exterior se realiza por vía marítima y en 2017 fue atendido por más de 16 mil buques; y nuestros puertos movilizaron cerca de 104 millones de toneladas de carga. Principalmente, materias primas (granos, minerales, petróleo) además de 2.5 millones de contenedores con productos terminados para consumo directo .
Ahora bien, de acuerdo con el INEI/SUNAT, en el primer semestre del 2018, el principal país de cual importamos ya sea bienes de capital, materias primas y bienes de consumo es China, con 25% de participación. El principal puerto Chino Shanghái se encuentra a 9 mil millas del Callao, al cual se llega en 28 días de navegación. Un buque que nos traiga bienes de consumo como calzados, autos, televisores, o lo que sea que vaya directo al mercado, puede “quemar” alrededor de 50 toneladas de combustible por día navegado. Esto es 1 400 toneladas de petróleo en toda esa travesía. Si cada tonelada cuesta 300 USD actualmente, hablamos de 420 mil dólares sólo en combustible, sin contar el costo de las provisiones, seguros, sueldos de la tripulación, gastos administrativos, certificaciones y otros. Serian entonces 420 mil dólares sólo en transporte. Ahora, como dijimos anteriormente, el precio del combustible bajo en azufre puede costar -en el mejor de los casos- 200 USD más que el combustible alto en azufre. Es decir que, usando combustible bajo en azufre, ese viaje de 28 días desde Shanghái a Callao significaría 700 mil USD (es decir 280 mil USD más que hacerlo con combustible alto en azufre). Es de esperarse que los fletes marítimos suban a partir del 1ro del 2020, encareciendo todo lo demás.
Finalmente, siendo el transporte marítimo una actividad global, regulada internacionalmente, es de esperar que el costo de la implementación de las acciones de la OMI, las asumamos todos nosotros como ciudadanos del mundo, consumidores finales. Siempre fue así.